
El Tribunal de Primera Instancia de la UE ha respaldado el grueso de la decisión de la Comisión Europea de castigar a Microsoft por prácticas anticompetitivas y confirmó la histórica multa de 497,2 millones impuesta al gigante informático.
El caso de la Comisión Europea contra Microsoft comienza en diciembre de 1998 con una denuncia presentada por Sun Microsystems. Sun alegaba que Microsoft no había proporcionado la informración técnica necesaria para que los servidores que utilizaban el sistema operativo Solaris (propiedad de Sun) interoperaran con equipos cliente que utilizaban Windows.
Después de año y medio de investigaciones, la Comisión Europea envió a Microsoft un primer pliego de cargos donde se señalaba que Microsoft había ocultado información para permitir la interoperabilidad de servidores de terceras partes con equipos cliente que utilizan Windows. La compañía de Bill Gate responde con informes que demostraban que la mayoría de ellos contaba con redes informáticas heterogéneas y que la interoperabilidad era una realidad en le mercado.
El 30 de agosto de 2001 la Comisión publicó un segundo pliego de cargos reiterando que Microsoft mantenía un aposición dominante en el mercado de servidores y que impedía la interoperabilidad entre servidores Windows y sistemas operativos para terceras partes. La respuesta de la multinacional informática negaba una posición dominante en el mercado.
Tras varios de años de investigaciones, los últimos cargos presentados por Bruselas, en marzo de 2007, se centraron en el precio establecido por Microsoft para licenciar sus protocolos de comunicaciones que forma parte de la decisión antimonopolio de 2004. En Abril la multinacional reitera de manera oficial a la Comisión que dichos precios son justos y que en agosto de 2006 la compañía envió a la Comisión Europea una propuesta de precios que hasta el momento no había recibido respuesta.
Después de año y medio de investigaciones, la Comisión Europea envió a Microsoft un primer pliego de cargos donde se señalaba que Microsoft había ocultado información para permitir la interoperabilidad de servidores de terceras partes con equipos cliente que utilizan Windows. La compañía de Bill Gate responde con informes que demostraban que la mayoría de ellos contaba con redes informáticas heterogéneas y que la interoperabilidad era una realidad en le mercado.
El 30 de agosto de 2001 la Comisión publicó un segundo pliego de cargos reiterando que Microsoft mantenía un aposición dominante en el mercado de servidores y que impedía la interoperabilidad entre servidores Windows y sistemas operativos para terceras partes. La respuesta de la multinacional informática negaba una posición dominante en el mercado.
Tras varios de años de investigaciones, los últimos cargos presentados por Bruselas, en marzo de 2007, se centraron en el precio establecido por Microsoft para licenciar sus protocolos de comunicaciones que forma parte de la decisión antimonopolio de 2004. En Abril la multinacional reitera de manera oficial a la Comisión que dichos precios son justos y que en agosto de 2006 la compañía envió a la Comisión Europea una propuesta de precios que hasta el momento no había recibido respuesta.