Se han empleado 18 meses de diseño y desarrollo y, ahora, el nuevo radar ha sido instalado cerca de Santorcaz, a unos 30 kilómetros de Madrid. La campaña de ensayos de aceptación y validación comenzará a mediados de noviembre.
Todo ello por que la detección temprana de fragmentos de basura espacial es fundamental para alertar a los operadores de los satélites a tiempo para planificar maniobras de evasión, siempre que exista riesgo de colisión.